Cruzarte con un gato negro por
la calle es sinónimo de mala suerte. Se trata de una superstición que se
remonta a la Edad Media, cuando el gato negro era considerado como la
encarnación del mismísimo diablo. Pero, ¿Un gato negro implica siempre
mala suerte? Todo depende de la época y de la cultura en la que nos haya
tocado vivir…
El gato ha sid considerado, des del
principio de los tiempos, como un animal mágico. En la Edad Media se
empezó a relacionar con la brujería y con lo maligno. La Iglesia empezó
a considerar a los gatos como una reencarnación de Satanás, pero no
solo por su oscuro pelaje, que enseguida se relacionaba con las fuerzas
del mal, sino también por el color de sus ojos. Se creía que quienes
tenían los ojos verdes o los cabellos rojizos estaban relacionados con
el mundo del maligno. Por eso estuvieron fuertemente perseguidos, y
fueron cazados, judgados como personas y quemados en la hoguera.
Además también se decía que el gato negro era la reencarnación de las brujas y que participaban en ellas en los aquelarres.
Pero todo depende de la cultura y la época….
En la Inglaterra victoriana… Cuando un
gato negro se cruzaba con una pareja de recién casados, se consideraba
que traía buena suerte a los novios, y fertilidad.
En Sicilia, en cambio, cruzarse con un gato negro implica, sistemáticamente, el mal de ojo.
Los marineros, por ejemplo, no
pronunciaban la palabra “gato” cuando estaban en alta mar, pero en
cambio consideraban que tener un gato en el barco implicaba buena
suerte, al igual que sus mujeres, que tenían un gato negro en casa para
que sus maridos volvieran sanos y salvos.
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