miércoles, 6 de febrero de 2013

Mi primer gato

   

Hay muchas cosas que debemos tener en cuenta antes de adoptar a un gatito, y más aún si nunca hemos convivido con uno. Lo primero que debemos comprender es que estamos ante un gato: no es un perro pequeño, ni es un juguete, y hay que entenderle y tratarle como tal.
Como todo animal de compañía, requiere mucha atención, cuidados y mantenimiento, lo cual implica tiempo (para alimentarlo, llevarle al veterinario, peinarle, jugar con él, etc.), por lo que todos los miembros de la familia deben estar de acuerdo en su adopción para que sea considerado, realmente, uno más en casa.






Si la decisión está tomada… ¡Felicidades! Estamos encantados de darle la bienvenida al apasionante mundo de los gatos. Ahora hay que ponerse manos a la obra para traer a casa al que será nuestro nuevo mejor amigo. Tenemos varias opciones a la hora de hacernos con un minino:


- Adoptarlo de una protectora, clínica veterinaria, amigo etc., que lo regale (normalmente sin raza).
- Comprarlo en una tienda.
- Comprarlo a un criador (gatos de raza).

Podemos elegir si queremos un gatito o un gato adulto.
Si se trata de un gatito disfrutaremos de esta etapa maravillosa de su vida pero tendremos ante nosotros la responsabilidad de su educación, algo muy importante para nuestra convivencia futura.
Sin embargo, adoptar a un gato adulto, a pesar de perdernos esos divertidos primeros meses de su vida, también tiene sus ventajas, ya que no son tan inquietos como los pequeños y suelen venir con las cosas básicas aprendida,s si han convivido en casa con otro propietario, aunque también tendremos que educarle a las costumbres de su nuevo hogar. Por otra parte: ¡muchos de ellos también necesitan una oportunidad para que les vuelvan a querer!.

 
PREPARANDO LA LLEGADA
Antes de traer el gatito a casa, debemos adquirir ciertas cosas básicas:
- Una caja para que haga sus necesidades: Hay múltiples modelos de cajas; grandes, medianas, abiertas, cubiertas, etc. Lo ideal es que sea lo suficientemente grande como para que entre cómodamente. Las cajas que son cerradas tienen una puerta por la que entra el gato, evitan que se salga la arena de la caja y controlan más los olores, aunque el gato tiene que acostumbrarse a la puerta, no todos la aceptan.
- Arena absorbentes. En el mercado hay varios tipos de arenas para gatos. Las mejores suelen ser las aglomerantes, a base de bentonita, que forma terrones o concreciones compactas cuando se moja, de forma que las deyecciones líquidas pueden ser retiradas cómodamente a diario con una paleta, manteniéndose siempre el resto de la arena limpia.
- Rascador: Es un elemento básico para un gato. Si se le educa desde pequeño, será su lugar preferido para afilarse las uñas y le mantendrá alejado de nuestros sofás, disfrutando todos de una convivencia más feliz.


- Juguetes: Hay multitud de modelos de juguetes para gatos, desde los simples ratones o muñecos hasta los más sofisticados plumeros o cañas. Si el juguete está impregnado o relleno  de “catnip”, será más atractivo para la mayoría de los gatos (el catnip es una hierba que provoca un efecto estimulante sobre algunos gatos. No todos responden, pero los que son sensibles a ella, se vuelven locos en su presencia). Debemos saber que nunca utilizaremos nuestras manos para jugar con un gato, ya que éste debe aprender que las manos son para acariciar y no para jugar, con lo que evitaremos que una conducta que nos puede resultar graciosa cuando son pequeños (cariñosos mordisquitos) se convierta en un verdadero problema cuando son adultos, y muerdan o arañen sin medida con sus dientes y uñas de gato adulto.
- Peine: Cepillar a nuestro gato no siempre es fácil. Hay que acostumbrarles desde pequeños a que es un momento de placer, tanto para nosotros como para él, en ningún caso debe ser una lucha. Hay que cepillar el pelaje a contrapelo y con suavidad para eliminar los pelos muertos. En los gatos de pelo corto, cepillarles una vez a la semana es suficiente, pero en los de pelo largo o semilargo, la frecuencia debe ser mayor, incluso a diario en época de muda.
- Alimento: La alimentación de nuestro gato es fundamental. Hay que tener en cuenta que un gato no debe comer el mismo alimento durante toda su vida. Lo más indicado es proporcionarle un alimento seco, y no mezclarlo con nada más, ya que están formulados para cubrir las necesidades nutricionales del gato. Cuando tienen menos de cuatro meses debemos darle una comida para gatitos de primera edad, con la croqueta adaptada a sus minúsculos dientes. De los cuatro a los doce meses se encuentran en su segunda etapa de crecimiento, y la composición del alimento debe estar adaptada a esta fase, así como el tamaño de la croqueta. A partir del año, deben comer un alimento para gatos adultos. Hay que tener en cuenta que siempre compensa proporcionar a nuestro gato un producto de gama alta, que se puede comprar fácilmente en tiendas especializadas o en nuestro veterinario habitual.
- Un comedero: Los gatos prefieren los comederos de porcelana o de cristal a los de plástico, porque los segundos se pueden impregnar de olores, algo que detesta cualquier gato. Si el gato no tiene sobrepeso lo más conveniente es dejarle el alimento a su libre disposición, ya que él sabrá autorregular su ingesta a lo largo del día.
- Uno o varios bebederos. Al igual que ocurre con el comedero, al gato no le gustan los recipientes de plástico. Es recomendable poner, al menos, dos bebederos en distintas partes de la casa, para evitar que nunca le falte el agua, algo fundamental para su supervivencia.
- Malta: La malta es un producto que se emplea para evitar la formación de “bolas de pelo” en el intestino del gato. Cuando el gato se asea, ingiere gran cantidad de pelo, siendo más evidente en los gatos de pelo largo. Por ello, y haciendo hincapié en la época de muda, debemos proporcionar a nuestro gato malta, además de un alimento específico para evitar este problema, ya que estas bolas de pelo pueden llegar a producir obstrucciones intestinales.
- Cama: Aunque, a diferencia del perro, nuestro gato no utilizará esa bonita cama que compremos para él, ningún propietario se resiste a hacerse con este bonito complemento, por si algún día quiere hacernos felices y echarse una siesta en ella, dejando, por un momento, su sofá, su (nuestra) cama, el armario o ese sitio inverosímil donde acostumbra a dormir.
- Trasportín: Un elemento imprescindible que se utiliza para trasladar al gato cuando tenemos que salir de casa con él, ir de vacaciones o llevarle al veterinario. Nuestra recomendación es que sean rígidos y bien ventilados, y de un tamaño adaptado a la talla del gato.



Una vez que tengamos preparado el equipamiento básico y que conozcamos las pautas a seguir para conseguir un gato bien educado, sólo nos queda dar la bienvenida a nuestro nuevo amigo, que será un compañero incondicional durante toda su vida.

Un pequeño video en el que nos hablan de estos pequeños peludos .

Gato negro ¿ Mala Suerte ?



Cruzarte con un gato negro por la calle es sinónimo de mala suerte. Se trata de una superstición que se remonta a la Edad Media, cuando el gato negro era considerado como la encarnación del mismísimo diablo. Pero, ¿Un gato negro implica siempre mala suerte? Todo depende de la época y de la cultura en la que nos haya tocado vivir…


El gato ha sid considerado, des del principio de los tiempos, como un animal mágico. En la Edad Media se empezó a relacionar con la brujería y con lo maligno.  La Iglesia empezó a considerar a los gatos como una reencarnación de Satanás, pero no solo por su oscuro pelaje, que enseguida se relacionaba con las fuerzas del mal, sino también por el color de sus ojos. Se creía que quienes tenían los ojos verdes o los cabellos rojizos estaban relacionados con el mundo del maligno. Por eso estuvieron fuertemente perseguidos, y fueron cazados, judgados como personas y quemados en la hoguera.


Además también se decía que el gato negro era la reencarnación de las brujas y que participaban en ellas en los aquelarres.

Pero todo depende de la cultura y la época….


En la Inglaterra victoriana… Cuando un gato negro se cruzaba con una pareja de recién casados, se consideraba que traía buena suerte a los novios, y fertilidad.


En Sicilia, en cambio, cruzarse con un gato negro implica, sistemáticamente, el mal de ojo.

Los marineros, por ejemplo, no pronunciaban la palabra “gato” cuando estaban en alta mar, pero en cambio consideraban que tener un gato en el barco implicaba buena suerte, al igual que sus mujeres, que tenían un gato negro en casa para que sus maridos volvieran sanos y salvos.


Gatos Persas



El Gato Persa
El gato persa es una raza de gato caracterizada por tener una cara ancha y plana y un abundante pelaje de variados colores. Son considerados comúnmente como gatos aristocráticos (el 75% de los gatos de pedigree registrados es persas). Los primeros gatos persas fueron introducidos en Italia desde Persia (actual Irán) en la década de 1620 y a sus descendientes se les llamó de muchas maneras. La rama persa actual se desarrolló a finales de 1800 en Inglaterra y proviene del gato de Angora turco.


Historia

En general, no está claro cuando aparecieron por primera vez los gatos de pelo largo, ya que no hay gatos salvajes africanos, que se cree que son los ancestros de los gatos domésticos, con el pelo largo. La aristocracia del siglo XIX pedía gatos de pelo largo, y el gen responsable del pelo largo se introdujo a través de la hibridación con el gato de Pallas.[cita requerida] Los primeros antepasados documentados de los persas fueron importados de Jorasán, Persia, en Italia en 1620 por Pietro della Valle, y del gato de Angora (hoy Ankara), por parte de Turquía en Francia, por Nicholas Claude Fabri de Peiresc en la misma época. Los gatos de Jorasán estaban cubiertos de gris, mientras que los de angora eran blancos. De Francia pronto llegó a Gran Bretaña. También se importaron a Europa gatos de pelo largo provenientes de Afganistán, Birmania, China y Rusia. El cruce de los diferentes tipos eran comunes, especialmente entre los gatos de angora y los persas.